Por el Prof. Manuel Area, España
"La metáfora considero que es potente, ilustrativa y caracterizadora de la época actual que se asemeja más a un tiempo de fluidos cambiantes que de certezas sólidas, con la contraposición con la "información líquida" (la levedad) que está emergiendo en este siglo XXI impulsada por la digitalización.
La cultura de estos dos últimos siglos era sólida porque existían certezas o conocimientos estables que se transmitían de una generación a otra sin que hubiera cuestionamientos o replanteamientos relevantes de la misma. Era conocimiento sólido, porque su transformación era un proceso que requería muchos años y su generalización hasta convertirse en hegemónico tardaba varias décadas. Era la solidez de las verdades –bien reveladas, bien razonadas- frente a la ligereza o relativismo de las opiniones. El conocimiento generado en tiempos decimonónicos se basada en la certidumbre, en la seguridad de poseer la razón de los argumentos, en la certeza de ser una civilización superior.
Los mediadores culturales -los docentes, los bibliotecarios entre otros- no debemos olvidar que este tipo de cultura de lo sólido utilizó dos instituciones para su conservación y difusión las cuales cumplieron –de modo más o menos concertado- su papel reproductor. Me refiero a las bibliotecas (fueran de ámbito público o privado) y al sistema educativo (tanto el escolar como el universitario). Por una parte, elevaron a canon cultural de referencia al libro, el cual se convirtió, en el objeto cultural reverenciado. Por otra, enfatizaron su función guardadora de las esencias culturales del pasado para transmitírselas a las generaciones futuras. Las bibliotecas y las escuelas han sido dos instituciones sociales que se han necesitado, que se han complementado mutuamente. Las bibliotecas ofrecían los libros y las escuelas formaban a los lectores. Las bibliotecas, sobre todo las públicas, democratizaban el acceso a las obras impresas, y las escuelas democratizaban la alfabetización, es decir, la adquisición de las competencias y habilidades de acceso al conocimiento simbólicamente codificado en los libros.
Sin embargo, los objetos culturales que fueron creados a lo largo del siglo XX (las publicaciones impresas, las salas cinematográficas, los discos y cassettes, las fotografías, etc.) están desapareciendo. Han dejado de ser útiles y no se fabrican. Las TIC han provocado, o al menos, han acelerado una revolución de amplio alcance en nuestra civilización que gira en torno a los mecanismos de producción, almacenamiento, difusión y acceso a la información; al intercambio de los flujos comunicativos entre las personas; y a las formas expresivas y de representación de la cultura y el conocimiento. Los nuevos tiempos han traído a nuevos actores que están cambiando la experiencia cultural. Internet, la telefonía móvil, los videojuegos y demás artilugios de la sociedad digital está cambiando nuestra experiencia en múltiples aspectos de nuestra vida: en el ocio, en las comunicaciones personales, en el trabajo, etc.. Lo digital es una experiencia líquida.
Por el contrario, en el siglo XXI, prima el software, es decir, la levedad, la fluidez, la capacidad de adaptación a las formas cambiantes en los escenarios líquidos de la sociedad digital. Internet, y especialmente, la denominada web 2.0, ha trastocado la reglas de juego tradicionales de la producción, difusión y consumo de la información y la cultura. Asimismo también ha transformado también los mecanismos y procesos de interacción comunicativa de las personas. Y por todo lo anterior también ha generado un cambio profundo en nuestras experiencias culturales y de interacción social. La red es mucho más que una nueva tecnología que se añade o se suma a las tecnologías de la información ya existentes (imprenta, televisión, prensa, radio o teléfono). Internet se ha convertido en la Tecnología (en singular y mayúsculas) que ha subsumido, colonizado, fagocitado a los medios de comunicación tradicionales de tal modo que los ha hecho irreconocibles. Y, en consecuencia, proporcionan a los usuarios nuevas experiencias o fenómenos de consumo y producción de información.
Por otra parte, el ecosistema digital, la Red -o si se prefiere la denominada Web 2.0- está generando una nueva experiencia humana con relación a la cultura. Ésta, a diferencia de etapas anteriores, está en constante mutabilidad, su transformación es permanente y rápida. Desde mi punto de vista, Internet, o la Web 2.0, podemos describirla en cinco dimensiones: como una biblioteca universal, un puzzle de contenidos fragmentados que están interconectados, un zoco o mercado de servicios globales, una aldea o plaza pública de redes sociales, un espacio de comunicación y expresión multimedia y audiovisual, así como un entorno virtual interactivo entre los humanos y las máquinas".
Nuestros niños hoy no son los mismos, son seres más intuitivos, sensibles, activos, atraidos por la tecnología e inventivos. Tal vez, sea el momento de detenernos a observarlos y observarnos, para lograr mayor entendimiento, formar nuevos vínculos y estrechar distintos lazos. Allí vamos!
Datos personales
- Adriana del Pardo
- San Pedro, Buenos Aires, Argentina
- Directora del Jardín de Infantes 906, San Pedro. Diplomada en resolución de conflictos. Investigadora independiente, sobre los desafíos de educar en un mundo intercomunicado. Amante del arte.
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